Sunday, January 13, 2008

EJERCICIO 001 – Cadáver Exquisito 02


Pasaban las 12:30 de la mañana y ya se escuchaban los lamentos de las animas que lentamente se acercaban, venían a reclamar el alma de los PECADORES…

PECADORES que en la oscuridad del averno se lamentaban de todo lo que hicieron en su vida. Se escuchaban los gritos lastimeros ocasionados por los castigos a los que estaban siendo sometidos. El caminaba a través de ellos cautelosamente con la intención de atravesar el infierno y poder llegar al paraíso sin ser VISTO…

VISTO con nadie, siempre solo, se rumoraba que planeaba la 3 o 4 guerra mundial. La invasión de los Pergofs, algunos la contaban como la tercera. El siempre meditaba, planeando nadie sabe qué. Cada que tenía una idea brillante, corría a anotarla en cualquier parte; así tenia rayados los andenes, carros, casas, incluso gente. Tan solo andaba con su mascota, un Pergof, ya los teníamos DOMESTICADOS…

DOMESTICADOS quedaron todos los salvajes carnívoros y a mala hora, pues ahora cuando más necesitamos a los salvajes que se encuentran en la luna, libres pero lejos y además domesticados, como si alguno de nosotros no fuera o no haya sido salvaje alguna vez; de todos modos lo natural es salvaje y viceversa así estemos en la LUNA…

LUNA vanidosa que a pesar de tus múltiples manchas y cráteres aun así te crees hermosa, aun así pretendes llamar la atención. Si al menos por un instante dejaras de ser mirada y comenzaras a MIRARTE…

MIRARTE las manos, después te invite a tomar una taza de té, en el camino timbro un teléfono rojo, uno de esos de cabinita que hay en las calles, de los que se les pone monedas para que funcionen; tú me miraste y fuiste a contestar muy naturalmente como si se tratara de el teléfono de tu casa. El que llamo era un perro que ladraba y tu le entendías, te dijo que tenias que ir rápidamente al puerto y abordaras un barco de papel que ahí te esperaba, así que yo te acompañe a allí y te dije un secreto que tu metiste en una bolsita y guardaste en el bolsillo, yo me quede ahí viéndote partir mientras te despedías con la mano y decías adiós chico radiactivo.

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